Profesión que nunca acaba

Por Leslie Anlly Estrada Guilarte
Palabras, anécdotas, escritos... la historia se nos presenta desde pequeños, contando los pasos de un país, las causas y consecuencias de los acontecimientos.
A fuerza de valor y sacrificios se va forjando el camino. Conocer orígenes, sobre la realidad de nuestros antecesores, nos va dando, además de conocimientos, amor patrio, convicción, razones para defender el suelo que pisamos.
La historia de Cuba es hermosa. Los hijos de esta tierra no se han amilanado nunca ante las adversidades. Día a día sortearon las dificultades antes del triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959, y en la actualidad aún siguen forjando sendas, construyendo una sociedad lo más justa posible, y enfrentándose a los problemas.
Los encargados de estudiar esa disciplina celebrarán el 19 de julio su día. En esa jornada de 1935 se nombró a Emilio Roig como historiador de la Ciudad de la Habana, y la fecha trascendió.
Su labor en la preservación de los valores del patrimonio cubano, y de La Habana, específicamente, lo catapultó entre los hombres dignos de esta Patria.
Emilio Roig de Leuchsering era, además, destacado periodista. Fundó publicaciones como Cuba Contemporánea y Revista de la Habana, para los cuales también redactó. Fue protagonista de la creación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y considerado intelectual antiimperialista.
A él rinden honores quienes se dedican a esa profesión. Conservar la memoria histórica de una ciudad, pueblo, país es un noble empeño. En Granma, territorio rico en historia, tradiciones, protagonista de las guerras de independencia, las acciones para festejar el día son variadas. Las asociaciones de base en cada municipio rendirán tributo a los historiadores.
En Jiguaní, mañana se realizarán las actividades centrales. Allí el trabajo de los 26 miembros de la Unión de historiadores ha sido estable, con una vida orgánica activa y presencia cultural, capaz de impactar y proyectarse en la sociedad. Su dirigencia tiene un trabajo sostenido, cumpliendo con sus deberes.
La historia nunca acaba, y por supuesto quienes la estudian tampoco. Siempre hay elementos nuevos, descubrimientos, investigación. El compromiso es continuo, y las responsabilidades de esos hombres y mujeres no terminan.